CAPITULO CUARTO.
Mercedes encerrada en nuestro cuarto gritaba que no se iría,se negaba a creer que su realidad acabara así,se comportaba como las locas...la obligué a obedecer teniendo que abofetearla,esa fue la ultima vez que hice callar a Mercedes.En silencio fuimos llenando las maletas...Se me quedaron tanta cosas, mi querido Manuel, mi dignidad pisoteada y manchada por mi propia hija.Cerca de la media noche estalló una tormenta, los truenos furiosos me recordaba una y otra vez sin cesar mi enorme vergüenza, un rayo partió una rama enorme cayendo sobre el tejado, tuve la sensación de que Manuel desde el mas allá mostraba su enfado...Mercedes no paraba de dar vueltas por la habitación como un animal enjaulado,llegaba hasta la ventana y volvía a la puerta nada podía aplacarla, exclamando una y otra vez-¿Que fue lo que dije mamá?--¡No me acuerdo!-Su locura hacia acto de presencia una y otra vez...Yo no podía llorar, me sentía anulada por la vergüenza y el dolor.Tenia el alma hecha jirones,me dolía la señora,mi hija,yo misma...Estaba despuntando el alba,apenas unos fragmentos de luz empezaban a brillar cuando unos golpes en la puerta nos avisaban que teníamos que marcharnos, al abrir la puerta Almudena nos comunico que el chofer nos estaba esperando, se abrazo a mi durante unos segundos,con la voz entrecortada me dijo que la señora le mandaba para acompañarnos hasta la salida,seguimos a la vieja y fiel criada hasta la puerta,el dolor me oprimía la garganta doliéndome hasta mi alma,marchándonos a oscuras y en silencio como los ladrones,ya no podre llevar flores a la tumba de mi marido,es aquí donde pase los mejores años de mi vida y mi dignidad también se queda aquí muerta y enterrada...Al salir al portón una bofetada de frió fue lo único que nos recibió,que diferencia a cuando nos instalamos aquí Manuel y yo...Mire con nostalgia los grandes ventanales, tras la ventana medio oculta tras las cortinas estaba la señora Josefina,Mercedes también la vio y, mas altiva y descarada que nunca le grito-VOLVERE-una vez dentro del coche empezó a llorar desconsoladamente,una vez mas mi hija me causaba pena y temor...
Mercedes encerrada en nuestro cuarto gritaba que no se iría,se negaba a creer que su realidad acabara así,se comportaba como las locas...la obligué a obedecer teniendo que abofetearla,esa fue la ultima vez que hice callar a Mercedes.En silencio fuimos llenando las maletas...Se me quedaron tanta cosas, mi querido Manuel, mi dignidad pisoteada y manchada por mi propia hija.Cerca de la media noche estalló una tormenta, los truenos furiosos me recordaba una y otra vez sin cesar mi enorme vergüenza, un rayo partió una rama enorme cayendo sobre el tejado, tuve la sensación de que Manuel desde el mas allá mostraba su enfado...Mercedes no paraba de dar vueltas por la habitación como un animal enjaulado,llegaba hasta la ventana y volvía a la puerta nada podía aplacarla, exclamando una y otra vez-¿Que fue lo que dije mamá?--¡No me acuerdo!-Su locura hacia acto de presencia una y otra vez...Yo no podía llorar, me sentía anulada por la vergüenza y el dolor.Tenia el alma hecha jirones,me dolía la señora,mi hija,yo misma...Estaba despuntando el alba,apenas unos fragmentos de luz empezaban a brillar cuando unos golpes en la puerta nos avisaban que teníamos que marcharnos, al abrir la puerta Almudena nos comunico que el chofer nos estaba esperando, se abrazo a mi durante unos segundos,con la voz entrecortada me dijo que la señora le mandaba para acompañarnos hasta la salida,seguimos a la vieja y fiel criada hasta la puerta,el dolor me oprimía la garganta doliéndome hasta mi alma,marchándonos a oscuras y en silencio como los ladrones,ya no podre llevar flores a la tumba de mi marido,es aquí donde pase los mejores años de mi vida y mi dignidad también se queda aquí muerta y enterrada...Al salir al portón una bofetada de frió fue lo único que nos recibió,que diferencia a cuando nos instalamos aquí Manuel y yo...Mire con nostalgia los grandes ventanales, tras la ventana medio oculta tras las cortinas estaba la señora Josefina,Mercedes también la vio y, mas altiva y descarada que nunca le grito-VOLVERE-una vez dentro del coche empezó a llorar desconsoladamente,una vez mas mi hija me causaba pena y temor...
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