sábado, 25 de junio de 2011

UNA HISTORIA TRAGICA.

CAPITULO ONCE.
Josefina estaba asustada ante la negrura de aquella alma,en el fondo sintió lastima pues ya no era la niña adorada...era una mujer desequilibrada.SIGUE AQUI...
-Ernesto no te ha hecho nada, no le hagas daño por favor...si en algo te falle te ruego me perdones.Le suplique.
- ¿Perdonarte?-¿Que estas diciendo?- pregunto con voz furiosa-!!! Ni aunque viviera mil años!!!- En la tranquilidad de la sala se agito el grito silencioso y la rabia muda de Mercedes.
Pasaron los meses y el verano toco a su fin para dar paso a otro invierno largo y de días cortos...En muchas ocasiones recordé nuestra conversación...Albergaba la esperanza de que una vez escupido su odio se calmara...Ernesto cada día tenia mejor semblante.
Estábamos mi marido y yo desayunando aquella mañana, encima de la mesa había una bandeja llena de galletitas con miel, la casa olía a canela y a tarta de manzana. La conversación fluía ligera y la luz que entraba por la ventana la tornaba mas cálida...Mi marido soltó la taza sobresaltado cuando entro Rosa, el cabello lo llevaba suelto y despeinado goteando agua y el vestido se le ceñía empapado al cuerpo.La palidez de su rostro y sus ojos llorosos delataban su sufrimiento.
-¿Te encuentras bien Rosa?- le preguntó Miguel poniéndole una mano en el hombro.
-No- gimió Rosa.
-¿Estas mala?-Le pregunto asustada.
- Disculpenme por favor,no se que hacer...faltan pocos días para nuestra boda y Ernesto no se quiere casar...no quiere ni verme...dice que me merezco a alguien mejor-contesto con voz temblorosa.
-No te preocupes,eso son los nervios- contesto Miguel con una sonora carcajada.
 Rosa se lleva las manos hacia el rostro intentando inútilmente evitar las lágrimas, Ernesto entra furioso y se dirige a ella.
-¿ Que haces aquí?-¿Como te atreves a molestar a mis padres?-.
-¡¡¡Perdoname¡¡¡¡...no puedo vivir sin ti y no se lo que te pasa- A dos semanas de nuestra boda me dices que no me quieres...-¿Que pasa Ernesto? -hablaba pausadamente.
-No te quiero Rosa...es mejor ahora que cuando estemos casados- grito furioso.
-No consiento que le hables así a tu prometida-dije presa del miedo.
Al llegar a ese punto Rosa se seco las lágrimas con el dorso de la mano la cual no dejaba de temblarle mientras se deslizaba el anillo por su delicado dedo, con mucha suavidad lo deposito encima del piano, agarro su mojado abrigo y con pasos vacilantes se dirigió hacia la puerta.
-Lo siento...- susurro con un hilo de voz .Le suplique que fuese tras ella, le explique que a muchos a la hora de casarse les entra miedo...todo fue inútil, los modales de nuestro hijo habían dejado a mi marido sin habla.
-¿Te has vuelto loco?- dije secamente y mirándolo con dureza.
-Solo tengo una vida y quiero vivirla con Mercedes-explicaba con angustia y de forma atropellada.
-Ya no soy aquel niño al cual tu protegías mamá y tengo derecho a escoger a la mujer que mi alma desea-.
-¡Callate¡ - no vuelvas a pronunciar ese nombre en mi presencia nunca mas-grite sin control.
-¿Quien es esa mujer?-pregunto mi marido poniéndose cada vez mas nervioso, nada bueno para su salud.
-¿ Porque nunca me contaste que las echastes?- Y en plena noche... la odiabas porque era pobre, siempre aparentaste ser una señora...pero solo es fachada- me reprochaba con odio y con una crudeza desconocida para mi.
A pesar del dolor y el aturdimiento comprendi que no podría convencerlo cuando vi su mirada de asco al terminar de contar todo lo pasado...tenia que defender a mi hijo de esa arpía. Sus ojos brillaban con furia y con cada frase me lastimaba aun mas, salí a la calle decidida a enfrentarme con Mercedes y descubrir sus mentiras. De camino hacia su casa deambulé por el monasterio contemplando el grisáceo de sus muros. Llegue hasta la verja y estuve unos instantes sosteniendome sobre ella, finalmente toque la campanilla salio la criada y con un nudo en la garganta le pregunte por la señora.
-Pase-me abrió la cancela y me dirigí hacia la entrada.










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